El cáncer de cuello uterino es una de las variedades de esta enfermedad que más afecta a la población femenina en todo el mundo.
Se produce por el crecimiento anormal de las células del cérvix, las cuales pasan a formar tumoraciones al transformarse en malignas.
Pese a que hoy en día la medicina ha facilitado su tratamiento y detección, continúa siendo la cuarta causa de muerte por cáncer entre las mujeres de 30 a 59 años de edad.
La mayor parte de los casos tienen una relación directa con las infecciones que causa el Virus del Papiloma Humano (VPH); no obstante, también se han estudiado otras causas que podrían tener algo que ver.
Teniendo en cuenta que muchas no han recibido información al respecto, a continuación queremos compartir en detalle los 7 factores que se han vinculado con su aparición. ¡Descúbrelos!
1. Virus del Papiloma Humano (VPH)
El 98% de las lesiones precancerosas que devienen en cáncer de cuello uterino tienen una relación con alguno de los tipos del Virus del Papiloma Humano.
Los hombres son los portadores del virus y lo transmiten a la mujer a través de las relaciones sexuales.
Hasta ahora, uno de los métodos más efectivos para evitar el contagio es la vacuna que se aplica a partir de los 9 años hasta los 45, en tres dosis.
2. Inicio precoz de las relaciones sexuales
El inicio precoz de la vida sexual puede ser perjudicial para la mujer porque el útero no ha alcanzado su mayor grado de “madurez”, por lo que es más susceptible a los virus y las enfermedades.
La educación sexual desde edades tempranas es clave para conocer este tipo de riesgos y otras consecuencias que puede tener para la salud.
3. Consumo de tabaco
El consumo excesivo de cigarrillo no solo es la principal causa de cáncer de pulmón, sino también un factor influyente en la aparición de otras variedades de tumores.
Las mujeres que fuman todos los días tienen hasta cuatro veces más riesgo de padecer cáncer de cuello uterino en comparación con las que no están expuestas al tabaco.
Esto se debe a que las sustancias nocivas del tabaco desencadenan el crecimiento acelerado de las células hasta convertirlas en cancerígenas.
4. Uso prolongado de anticonceptivos orales
Aunque en la actualidad los riesgos son mínimos por todas las mejoras que se han hecho en los anticonceptivos orales, su consumo durante más de cinco años seguidos aumenta el riesgo de este tipo de cáncer.
Cabe resaltar que esto es solo una pequeña posibilidad, pues su principal factor es el VPH.
5. Llevar un estilo de vida sedentario
Las mujeres con sobrepeso y que llevan un estilo de vida sedentario también son más propensas a sufrir esta enfermedad en su edad adulta.
El sedentarismo causa problemas de circulación de la sangre y por eso hay más riesgo de contraer la infección.
Sumado a esto, el exceso de grasa y toxinas incrementa la proliferación de las células tumorales, lo que empeora la condición.
6. Infección con clamidia
La clamidia es una de las bacterias comunes que pueden infectar el aparato reproductor femenino. Esta se transmite a través del contacto sexual y es una de las causas de infertilidad, dado que produce una infección en el sistema, la pelvis se inflama y esto puede afectar la fertilidad.
Por otro lado, en análisis de sangre se comprobó que las mujeres que tienen o tuvieron una infección por clamidia presentan más riesgo de cáncer de cuello uterino que las que nunca se han visto afectadas.
En gran parte de los casos, las afectadas por esta bacteria no presentan síntomas contundentes, pero suelen detectarlo a través de un examen pélvico.
7. Antecedentes familiares
Como ocurre con los demás tipos de cánceres, el de cuello uterino puede deberse a condiciones genéticas.
Las mujeres cuyas familiares tuvieron la enfermedad tienen entre dos y tres veces más posibilidades de desarrollarla que aquellas que no tienen antecedentes.
Varios expertos sospechan que esta tendencia familiar se debe a una condición hereditaria que hace que el sistema inmunológico sea menos capaz de luchar contra el VPH.
Someterse de manera continua a pruebas de detección es la mejor manera de prevenir esta enfermedad.
La citología vaginal (o prueba de Papanicolau) y la prueba del VPH son claves para detectarlo en sus etapas iniciales.